domingo, 11 de noviembre de 2012

Primeras Historias/Escrituras

La historia de Salamanca (Salmantica)  tuvo su origen en una aldea asentada en  el cerro de San Vicente sobre el río Tormes, lo que sucedió hace unos 2.700 años, durante la Primera Edad del Hierro. Desde entonces el lugar fue testigo del paso de vacceos, vettones, romanos, 'visigodos' y musulmanes. La repoblación medieval fue llevada a cabo por Raimundo de Borgoña, yerno del rey Alfonso IV, que sentó las bases de una ciudad que tras ocho siglos acumulando arte y sabiduría ha llegado a convertirse, gracias sobre todo a su carácter universitario, en una de las capitales con mayor tradición cultural y esplendor monumental de todo el continente europeo.


Orígenes Modestos
En la primera Edad del Hierro un pequeño grupo de agricultores establecidos en  una decena de casas protegidas por una sencilla muralla, controlaban  el pasaje del río Tormes. Cuatrocientos años después, se extendieron hasta abarcar dentro de sus límites la plataforma rocosa conocida como Teso de las Catedrales. Desde mediados del siglo IV a C. ya se puede hablar de la antigua ciudad celtibérica de Salmantica. Protegido por una muralla de piedra, aún se conservan algunos fragmentos en varias calles  del casco antiguo, el castro presentaba una marcada estructura urbana y estaba dentro de la zona de influencia de dos singulares pueblos prerromanos: vacceos y vettones. Precisamente a estos últimos se les debe atribuir el Toro del Puente, escultura que ha acabado convertida en uno de los más conocidos de Salamanca.

Ciudad Romana
En el año 220 a.C., los casi cinco mil habitantes de la Salmantica prerromana asistieron al asalto protagonizado por el general cartaginés Aníbal Barca, acompañado por un exótico escuadrón  de cuarenta elefantes. Este acontecimiento, que supuso para la ciudad su entrada en la historia, fue  el anuncio de una no muy lejana conquista romana.
A partir de mediados del siglo I a C., los romanos convirtieron Salmantica en una poblada civitas y un estratégico enclave dentro del trazado de la Vía de la Plata.
Para facilitar el paso de esta calzada (que comunicaba Mérida y Astorga), los ingenieros romanos construyeron un largo puente, que aún hoy sigue salvando las aguas del Tormes. La ciudad, que pertenecía a la Lusitania, llegó a alcanzar la categoría de municipio.

Los Siglos Oscuros
A partir del siglo V, la crisis de Roma y las sucesivas invasiones de los pueblos germánicos significaron  para Salamanca el inicio de más de setecientos años de decadencia. Aunque algunas fuentes documentales mencionaban la existencia de varios obispos visigodos en la sede Salamantina, los testimonios  arqueológicos hablan de un declive casi absoluto del antiguo núcleo urbano y de una escasa población  refugiada en algún arrabal situado en las proximidades del río. Con la llegada de los musulmanes la crisis se agravó al quedar la ciudad en una tierra de nadie,  sometida a continuas incursiones por parte de ambos contendientes. Mientras los cristianos del norte fracasaron en sus intentos repobladores, entre ellos los del rey asturiano Alfonso I y el leonés Ramiro II, los islamitas del sur se limitaron a unas cuantas incursiones encabezadas por el caudillo cordobés Almanzor...

Camino del Tercer Milenio
Este prodigioso estallido social, económico y cultural de la historia de esta ciudad se fue diluyendo en otra crisis general que propició un fuerte descenso demográfico y una evidente transformación social de la que sólo salió favorecida la oligarquía eclesiástica. A pesar de la prolongada decadencia se llegaron a construir algunos edificios barrocos que, como las monumentales Clerecía y Plaza Mayor, han marcado para siempre el perfil urbano de Salamanca.  El negativo impacto de la guerra de la Independencia sólo remontó con la revitalización económica que supuso la llegada del ferrocarril y con la puesta en marcha de algunos proyectos de renovación urbanística. Este paulatino resurgimiento de la sociedad también se notó en la decaída Universidad, que tuvo en el rector Miguel de Unamuno un eficaz revulsivo. La Guerra Civil significó un nuevo paréntesis en el que Salamanca fue breve sede del cuartel general de las tropas franquistas sublevadas contra la República. Tras el conflicto, la Universidad volvió a ejercer, una vez más, el papel del mejor catalizador de la vida ciudadana. La llegada de la democracia trajo a Salamanca, al igual que al resto de España, un largo  periodo de vertebración social y de prosperidad económica, transformándola en un auténtico emporio universitario, cultural y turístico. En 1988, la ciudad del Tormes alcanzó el reconocimiento internacional por parte de la Unesco con su declaración como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.
cortesia esespanolensalamanca

1 comentario:

  1. Esta entrada me ''suena conocida'' o estoy mal de ''las vistas''- firmado: GPL. :-)

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